El Field 7
Por Rosario Muñoz
La tarde de otoño cae cobriza en el Central Park. Se escuchan gritos y risas, porque es domingo en la tarde y el lugar donde las familias neoyorquinas suplen su carencia de jardín con picnics, pichangas, yoga, y demás deportes y juegos infantiles. Es el lugar para olvidarse de calles y autos.
La tarde de otoño cae cobriza en el Central Park. Se escuchan gritos y risas, porque es domingo en la tarde y el lugar donde las familias neoyorquinas suplen su carencia de jardín con picnics, pichangas, yoga, y demás deportes y juegos infantiles. Es el lugar para olvidarse de calles y autos.
En una de las 27 canchas, arenosa y rodeada de árboles, estaban estos 25 hombres vestidos totalmente random: no tienen un uniforme, ni tienen nombre de equipo, ni ningún tipo de convocatoria “oficial” para encontrarse ahí cada domingo. Simplemente llegan.
El baseball es uno de los deportes más populares en Estados Unidos, tan antiguo que lo juegan profesionalmente desde finales del siglo XIX.
Son 9 jugadores por equipo, que tienen que hacer que la pelota recorra distintas bases.
Hay música ochentera en el miniparlante que está en el pasto. Para muchos es la época de su juventud, otros de los que estaban ahí ni si quiera habían nacido. Se juntan hace tantos años que ni si quiera se acuerdan, incluso ni en pleno llamado de “stay at home” dejaron de venir a jugar.
Se siguen gritando, y tirando la pelota. No se podría decir quién ganó y quién perdió, pero se ven felices volviendo a sus casas. La tarde se comenzó a poner azul, pero todavía faltan horas para que el parque se vacíe de los gritos del domingo.
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