El verano
Por Romina Cristi.
El tiempo pasa muy rápido y pronto llegó el final de mi estadía en este lindo lugar. Me despedí de Combarbalá para emprender nuevos rumbos.
Aquí un croquis de la plaza que estuvimos construyendo con los vecinos de Manquehua. Ese día habían logrado echar a andar la máquina de Don Jorge. Estuvo detenida mucho tiempo y revivió para poder emparejar el terreno.
Para coronar todo el proceso, los dejo con un hermoso atardecer lleno de colores intensos cuya energía guardo para alimentar nuevas aventuras.
Durante febrero hubo un interludio de sorpresas… entre ellas una salida fugaz e improvisada a Concón junto a unos amigos. Absorbimos el paisaje que entrega el humedal, ubicado en la desembocadura del río Aconcagua. Aquí solo resta dejarse llevar por el viento e imaginar que vuelas como alguna de las muchas aves que habitan el lugar. La tranquilidad que se respira sólo se interrumpe al voltear la mirada a la planta petrolera que funciona justo atrás…. La empresa se compromete a mantener el parque mejor conservado. Peor es nada.
Luego nos fuimos a la playa. La energía del mar agitado dan ganas de plasmarla… aunque no es tan fácil pintar olas que danzan inquietas… sin embargo me gustó el resultado.
Velozmente también, llegó marzo, un mes lleno de momentos intensos, cambios, viajes. El destino ahora fue Arica. La espera del despegue me dio tiempo a un echar un vistazo por la ventanilla.
La primera parada es el Agro, un paraíso de sabores, aromas, colores y formas…Los productos, traídos directamente del valle, las personas… el clima, lo hacen uno de los mercados más fascinantes. Es un lugar muy agradable de recorrer, ya que a pesar del característico calor de la zona, su techo de bambú, que deja traspasar la luz del sol, a la vez mantiene muy frescos los pasillos y hace un juego de luz muy bonito, pero que se me hace difícil de plasmar en la acuarela. ¡Lo seguiré intentando! Aunque de todas maneras me gusta la explosión de colores.
Después del ajetreo, el contrapunto está en la playa Las Machas, camino hacia la desembocadura del río Lluta. Nubes de aves y un espacio interminable de arena y mar la convierten en un sitio especial para contemplar y para jugar a arrancar de las olas.
Otro clásico del norte es Tacna. Comercio y cachivaches por doquier, más construcciones sin terminar en sus pisos superiores, según el taxista, porque esperan que los hijos las continúen, la convierten en una ciudad un tanto extraña… No lo sé, pero entre los miles de cachureos, las enfierraduras en todas partes y las miles de personas buscando u ofreciendo algo, se genera una atmósfera caótica a la cual simplemente hay que sumarse y disfrutar… disfrutar por ejemplo de poder mandar a hacer un timbre personalizado como el que ahora estampa las fechas en mis dibujos (felicidad máxima!!! jeje).
Al regresar del norte hubo que volver a escapar, por lo que finalizaré este post un tanto extendido con un paseo por Vapariso: el terminal, un café y una clásica vista desde el cerro Concepción.
Me encantó la idea del timbre!!! Parece que me están dando ganas de tener uno 😬 (Daniela)
ResponderBorrarjjajajja! Es re bueno! le da un estilo old school ;)
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